domingo, 4 de mayo de 2008

Adiós Cemex ¿una victoria ciudadana?


Colgamos un artículo aparecido hoy en el diario Información sobre el futuro desmantelamiento de la planta de Cemex en Sant Vicent del Raspeig.


LA DESAPARICIÓN DE UNA INDUSTRIA HISTÓRICA EN SAN VICENTE


La presión urbana gana la batalla al cemento


La cementera de San Vicente, que desaparecerá del municipio el 1 de agosto de 2009, ha sido el sustento de centenares de vecinos durante un siglo

ANA VAQUER


"¿ Por qué no os lleváis esto a otro sitio?". La frase pronunciada en el año 2004 y dirigida al anterior director de Cemex España, Ignacio Madridejos, se atribuye al entonces conseller de Infraestructuras, José Ramón García, que, tres años después de que su mujer, Luisa Pastor accediera por primera vez a la Alcaldía de San Vicente del Raspeig, ya barruntaba la posibilidad de que la cementera desapareciera del paisaje de su ciudad. Cierta o no, responde al deseo de la mayoría de los sanvicenteros, vivan o no cerca de la planta. Los primeros porque están hartos de respirar un aire denso que "almidona la ropa tendida, cubre de polvo los coches aparcados en la calle y deja una capa blanquecina en nuestras terrazas". El resto porque muestran su temor a las repercusiones sanitarias que pueden derivarse de vivir tan cerca de una industria pesada.


El miércoles pasado, por primera vez la Conselleria de Medio Ambiente anunció una fecha definitiva para el cierre de la histórica planta: el 1 de agosto de 2009, casi un siglo después de que Alicantina de Cementos se instalara en la población.


En 1913 comenzó la fabricación de cemento y en 1928 la compañía Valenciana de Cementos adquirió la industria y comenzó el verdadero despegue de esta fábrica, que entonces producía 50.000 toneladas anuales. Trabajadores actuales de la planta cuyos padres también desarrollaron toda una vida profesional en estas instalaciones recuerdan que casi la mitad de la población de San Vicente vivía del cemento en los años 60. "Prácticamente aquí sólo estaba estaba la cementera y toda una industria dedicada a la fabricación de muebles, que ya ha desaparecido", recuerda el actual presidente del comité de empresa, José Antonio Guijarro. PrecariedadLos salarios de aquella época eran escasos y muchos trabajadores optaban por hacer dos turnos para poder sobrevivir. Ahora en cambio, la media se sitúa en 36.000 euros brutos al año, un logro alcanzado tras duras negociaciones en el marco de los convenios colectivos. La planta de San Vicente ha llegado a albergar hasta 500 trabajadores pero la evolución de la maquinaria industrial ha dejado en un centenar los empleos directos. "Para lo que anteriormente se necesitaban seis hombres ahora hace falta sólo uno", dice Guijarro.


La empresa pasó a manos de la mejicana Cemex en 1992. En esta última etapa, la multinacional, que tiene su cede central en Monterrey, ha apostado por desarrollar la planta que tiene ubicada en Alicante mientras que la de San Vicente, pegada al casco urbano, se quedaba a escasos metros de las viviendas que se iban construyendo en la localidad.


El principio del fin


Con una capacidad de producción de casi 12 millones de toneladas anuales, Cemex es la tercera cementera del mundo. Precisamente este potencial ha hecho que muchos vecinos dudaran de que, finalmente, accediera a las presiones políticas para su desmantelamiento. Desde que Luisa Pastor lanzara a principios de 2005 su decisión de negociar lo que entonces se barajaba como un traslado, pocos han creído en que lograra su objetivo.


Un vecino asegura que compró un piso en una promoción próxima a la fábrica "y me dijeron que el precio estaba por encima de la media porque la planta se iba a ir y esta sería una zona idílica. Entonces no me lo creí pero ahora parece que va a ser verdad". Olores y ruido han molestado durante años a los residentes más próximos. Maruja, una sanvicentera de avanzada edad recuerda que "ha habido temporadas en las que el aire olía muy mal y por la noche no se podía ni dormir".


Los informes, tanto de la Universidad de Alicante como de la Miguel Hernández, alertando del nivel de contaminación del aire se han sucedido durante los últimos tres años mientras las negociaciones para el traslado daban altibajos. Además, la legislación ambiental, con plazos concretos para el cumplimiento de los niveles de emisiones ha hecho que el tiempo corriera en contra de la fábrica y a favor del Ayuntamiento. De hecho, el pasado miércoles expiraba el plazo para obtener la autorización ambiental integrada, un permiso necesario, si la intención de la industria era seguir produciendo. La Conselleria de Medio Ambiente ha otorgado esta licencia para que pueda seguir produciendo cemento, aunque eso sí, en un único horno y sólo hasta dentro de quince meses.


En 2004, un informe del Consell revelaba una alta contaminación al medir niveles de dióxido de azufre "ocasionalmente" superiores en algunas zonas a lo marcado por la ley. Además esta situación ha sido certificada por estudios universitarios posteriores. A la publicación de cada uno de estos informes se sucedía las críticas vecinales y se reforzaba la posición de la alcaldesa en su empeño por lograr la desaparición de la fábrica. Incluso el pasado 11 de febrero, Greenpeace advirtió de que la cementera era la industria más contaminante de la provincia. Si se cumple lo acordado, en 2009 dejará de serlo.


Un centro de ocio y empresarial junto a Rabasa


Y ahora qué. La era postcementera traerá un nuevo complejo de ocio para San Vicente unido a un parque empresarial, si finalmente la multinacional, tal y como parece, acepta la propuesta planteada por la alcaldesa, Luisa Pastor. Esta fórmula, un tanto extraña no acaba de convencer al comercio local que teme un nuevo núcleo de establecimientos que compita en un mercado ya de por si saturado y en crisis. La alcaldesa ya apostaba en 2006 por esta opción al contar con la proximidad de los terrenos al futuro plan Rabasa de Alicante donde se prevén levantar 15.000 viviendas. Si no varía la propuesta municipal, el PP sigue manteniendo que el suelo de la cementera no puede albergar un número de viviendas mayor a 500. Autorizar más sería un error, dicen, porque la parcela está limitada por las vías del tren, la autovía central y el barrio El Tubo. Sin embargo, no ven estos obstáculos si se trata de construir un centro de ocio. Cemex pretende lograr el mayor beneficio por el suelo liberado y en una de las reuniones con la alcaldesa solicitó mayor edificabilidad, algo a lo que el PP se niega. Por otro lado, el PAU 2 Castellet y Montoyos, pendientes del proyecto de urbanización, se desarrollarán en terrenos anexos a la cementera de la que sólo les separa la vía del tren. Se trata de un bocado urbanístico, que sin el lastre de una industria pesada a pocos metros, cobrará un nuevo valor.

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