lunes, 7 de abril de 2008

Pesticidas contra trabajadores


En el Levante de hoy aparece una entrevista a Vicente Boix Bornay, un cooperante de Almassora (Castellón) que ha estudiado los nocivos efectos de un compuesto químico, el DBCP (1,2-dibromo-3-cloropropano), que se utilizaba como insecticida en las plantaciones agrícolas de Nicaragua y que afectó a varias decenas de miles de personas. Uno de tantos casos de la prepotencia de las multinacionales y la desidia de los gobiernos.


"Compramos de forma cotidiana productos que pueden ocultar detrás una tragedia"

Más de 65.000 trabajadores agrícolas han quedado estériles y con daños en su genoma en Centroamérica y el Caribe a causa del uso de un compuesto químico que se utilizaba como insecticida, el DBCP. El almazorense Vicent Boix es probablemente el mayor experto mundial sobre los efectos de este compuesto químico y ha recogido los principales datos en un libro y en http://www.elparquedelashamacas.org/.


Mario Almela, Castelló


- ¿Quién es Vicent Boix?


-Un joven de Almassora que en 2001 decidió irse a Nicaragua a cooperar con la ONG Ascur-Las Segovias. Allí comencé la gestación de mi libro, cuando un día me quedé impresionado con un artículo aparecido en un periódico nicaragüense que trataba sobre las tragedias que había causado un compuesto químico, el DBCP (1,2-dibromo-3-cloropropano), que se utilizaba como insecticida en las plantaciones agrícolas. En Nicaragua estuve tres años en varias estancias diferentes. Allí conocí a afectados por el DBCP y comencé una investigación que he acabado aquí con la edición del libro.


- ¿Podría explicarnos brevemente la historia del DBCP?


- Este químico se desarrolló a finales de los 50. Ahora sabemos que ya se conocía su toxicidad en las pruebas que se realizaron en los laboratorios de las multinacionales. Aún así se legalizó en los Estados Unidos y comenzó a usarse. El descubrimiento oficial de su peligrosidad se produce a finales de los 70 en los Estados Unidos, cuando en California se descubre que era la causa del alto porcentaje de esterilidad que presentaban los obreros de una empresa. A partir de aquí deja de utilizarse en los Estados Unidos.


- ¿Y en otros lugares del mundo?


- Por desgracia, fuera de los Estados Unidos siguió usándose. El DBCP dejó de utilizarse a nivel mundial, a lo largo de los años 90, y actualmente no existe constancia de que se esté usando. La lucha de los afectados no se enmarca en que deje de aplicarse este agroquímico, sino en que se reconozcan en los juzgados unas dolencias que probablemente derivan de los años 70 ó 80.


- Donde más daño ha causado ha sido en Latinoamérica.


- El DBCP llega a finales de los sesenta a las plantaciones bananeras de América Latina. Los países más afectados son los de Centroamérica y el Caribe: Guatemala, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá, Ecuador y la República Dominicana. En África también afecta a Costa de Marfil y Burkina Faso, y en Asia a las Filipinas.


- ¿Se aplicó en España?


- Parece que sí. Pero debió ser algo minoritario y sólo en la zona de Canarias, que tiene grandes plantaciones de plátanos. Y no se tiene constancia de que haya afectados.


- ¿Qué dolencias causa la exposición al DBCP?


- Produce esterilidad. También daños en el genoma, que se transmiten a los hijos. Hay estudios que indican que es cancerígeno en animales. En personas no se ha podido demostrar esta relación, aunque hay científicos que dicen que sólo es cuestión de tiempo.


- ¿Cuántas personas puede haber afectadas?


- Calculo que unas 65.000. Sinceramente creo que son más, pero no puedo demostrarlo. Los cuatro países que yo más he estudiado han sido Nicaragua, Honduras, Costa Rica y Panamá.


- ¿Estos afectados reciben apoyo de los gobiernos o las empresas que utilizaron el DBCP?


- Como regla general, ni las empresas ni los Gobiernos se han responsabilizado de su situación. Tanto las empresas que lo fabricaron, como las que lo aplicaron se desentienden. Señalan que puede haber otros factores que hayan causado la esterilidad...


- ¿También los gobiernos se desentienden?


- Costa Rica reconoce que el Estado debería haber aplicado un control más estricto, por lo que los trabajadores han pedido indemnizaciones al gobierno que se están empezando a pagar, aunque hasta el momento se ha tratado de cantidades ridículas. En Nicaragua también iban a recibir ayuda médica y pensiones del Estado, pero de momento el proceso va lento.


- ¿Con este libro intenta ayudar a estas personas afectadas?


- Busco que esta tragedia no quede en el olvido. También pretendo que la gente conozca los efectos colaterales del modelo de producción actual. Sucede que vamos a comprar productos de forma cotidiana y a veces desconocemos qué hay detrás de este consumo, que puede ocultar una tragedia. Por esto, con el libro también busco cuestionar el sistema económico en el que vivimos. Pretendo facilitar unos datos para que la gente se haga preguntas y se las responda como considere oportuno.


- ¿Lo que ha sucedido con el DBCP podría volver a suceder con algún otro compuesto químico?


- Totalmente. De hecho, hay productos químicos cuyo uso está prohibido por su peligrosidad en los países fabricantes, y se utilizan en los países del sur donde aún no están prohibidos.


- ¿Estos compuestos peligrosos se usan en España?


- Creo que aquí también se usan productos peligrosos tanto para la salud de las personas como para el medio ambiente. Pero es una cuestión que depende también de la dosis y de cómo te protejas. Antes era habitual ver a los agricultores pulverizando con pantalón corto. Ahora van equipados y todo cubiertos para reducir riesgos.


- Su obra es básicamente una compilación de datos sobre este compuesto químico y sus efectos. Compilación que parece que nunca se había llevado a cabo pese a la dimensión del problema.


- No tengo noticia de que se haya llevado a cabo otra recopilación como ésta en forma de libro. Hay información técnica o agronómica y estudios sobre los efectos en la salud del DBCP, pero creo que es el primer libro que investiga un agroquímico desde varios ángulos (humano, ambiental, médico, legal, etc.) y además en un lenguaje accesible para todo el mundo.


- ¿Ha contado con asesoramiento científico o legislativo?


- En mi libro participan científicos franceses. He recibido datos de Luc Multigner, del Instituto Nacional de Investigaciones Médicas de Francia. Y otra persona fundamentalísima en su elaboración ha sido un erudito estadounidense sobre derecho internacional, Henry Saint Dahl, que me ha aportado mucha información.


- ¿Antes de escribir el libro ya se había preocupado por la salud y el medio ambiente?


- Llevo más de 15 años en asociaciones ecologistas con voluntad de adquirir conocimiento. Yo soy perito en técnica cerámica, y tengo un master en riesgos laborales y medio ambiente.


- La obra está editada por Icaria, gracias a la ayuda de la ONG Paz con Dignidad. ¿Podrá adquirirse también en América Latina?


- En la mayoría de países sí. De hecho, Icaria tiene distribuidora en ocho países, pero se tiene previsto que llegue a muchos más, incluso a algunas librerías en Estados Unidos. Tengo que destacar que lo que se ha conseguido es gracias a Paz con Dignidad, que apostó por el libro y que está encabezando la difusión del mismo.


- En su publicación sale a relucir la figura de Carlos Fabra.


- En un punto del libro trato de las conexiones entre organismos públicos e intereses privados, y por lo tanto era ineludible exponer que Carlos Fabra se enfrenta a un proceso judicial, porque supuestamente habría intercedido en la aceleración de licencias a agroquímicos.

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