jueves, 12 de julio de 2007

Sant Vicent del Raspeig, campeón en contaminación



San Vicent del Raspeig se pone a la cabeza de la provincia como uno de los municipios más contaminados: el segundo, para ser exactos. Teniendo en cuenta su vecindad con otros núcleos también generosos en gases contaminantes (Alicante -por el tráfico, fundamentalmente-, y Agost -por su industria-), resulta que al lema de Sant Vicent, "sequet però sanet", habría que cambiarle la segunda parte. Y eso que es la patria chica y lugar de residencia habitual de nuestro nuevo y reluciente conseller de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda...


Reproducimos a continuación el artículo de Ecologistas en Acción aparecido el pasado día 7 de julio (los subrayados son nuestros):


A partir de los propios resultados publicados por la Consellería de Territorio y Vivienda que han sido estudiados con detalle por Ecologistas en Acción del País Valenciano para supervisar el estado de la calidad del aire en la provincia de Alicante, se observa que las partículas en suspensión, los óxidos de nitrógeno y el ozono son los contaminantes que exceden los valores legales en algunas de las diez estaciones de medida que la misma Consellería tiene distribuidas por la provincia.


Las partículas en suspensión son el principal contaminante ambiental, y los valores superan los establecidos en la normativa vigente. Solamente cuatro estaciones de las diez (Alcoy, Monóvar, Orihuela y Elche-campo), si atendemos al escaso número de datos publicados en su web, cumplen los niveles del valor límite diario y el límite anual, incumpliéndolos las estaciones ubicadas en los principales núcleos urbanos (Alicante, Elche), donde vive la mayor parte de la población (de Benidorm no se tienen datos). Las estaciones con un número de superaciones mayor de los límites diarios son Elche (131 superaciones), San Vicente del Raspeig (79 superaciones), Alicante-Pla (65 superaciones) y Agost (66 superaciones). Las partículas en suspensión, según los especialistas, son hoy día uno de los problemas de contaminación ambiental más severo, por sus graves afecciones al tracto respiratorio y al pulmón. Las partículas más finas están detrás de numerosas enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares y cánceres de pulmón. La exposición prolongada a ese contaminante puede reducir la esperanza de vida entre varios meses y dos años.


Los niveles de óxidos de nitrógeno (NOx) de las estaciones de Alicante-Renfe (86 microgramos por metro cúbico), Alicante-Pla (58 microgramos por metro cúbico) y Elche (80 microgramos por metro cúbico) superan el límite legal de 30 microgramos por metro cúbico. Los óxidos de nitrógeno son irritantes y reactivos y están relacionados con varias enfermedades respiratorias crónicas, el envejecimiento prematuro del pulmón y la disminución de su capacidad funcional.
Asimismo si atendemos al ozono troposférico, es decir, el existente en la zona baja de la atmósfera , las estaciones, Elche-Campo (45 días de superación), San Vicente del Raspeig (34 días de superación) y Alcoy (32 días de superación), rebasaron el número legal de 25 días en los que se "permite" que se supere el valor límite octohorario (120 microgramos por metro cúbico). En una ocasión se superó en la estación de Elche-Campo el valor umbral para el que es obligatorio el aviso a la población. El ozono es un contaminante preocupante ya que es un potente oxidante que produce daños a la vegetación y puede producir diversas afecciones respiratorias (alergia, asma).


El origen de estos contaminantes es diverso. Los óxidos de nitrógeno y las partículas en suspensión provienen fundamentalmente del tráfico rodado y de las grandes instalaciones de combustión. Es lógico por tanto que los niveles más altos se produzcan en las grandes ciudades, aunque en el caso de Alicante, hasta ahora las brisas marinas y la buena ventilación mantenía los niveles en valores bajos. El ozono es un contaminante secundario, que requiere altos niveles de insolación, y los valores máximos los podemos tener en zonas rurales distantes de los focos emisores de los contaminantes primarios. La Organización Mundial de la Salud ha publicado estos días un informe donde considera que la contaminación atmosférica causa la muerte prematura de 5.800 personas anuales en el Estado español, una cantidad superior a los fallecidos en accidentes de tráfico. Proporcionalmente, en Alicante causarían la muerte prematura de 235 personas.


Como principales conclusiones de ese estudio se establece la grave responsabilidad de la Administración Autonómica que soporta una red de medidores de la contaminación que no suministra los suficientes datos requeridos por la legislación vigente y que no establece planes de acción (obligatorios según la Directiva 96/62/CE) para las zonas en las que las concentraciones de uno o varios contaminantes superan los valores límites legales.

martes, 10 de julio de 2007

A la Copa del América no le gustan los ecologistas


Algo que no habiamos previsto entre los efectos nocivos de la Copa del América es la privatización absoluta del espacio portuario público. En Valencia, ya no es la Autoridad Portuaria quien decide qué barcos entran en el puerto y qué barcos no pueden hacerlo; la que corta el bacalao es la empresa suiza ACM, organizadora del gran cotarro de la Copa y a la que los valencianos y valencianas hemos cedido tantos milloncejos de euros. El texto que sigue es un extracto de la noticia aparecida hoy en el diario Levante y firmada por J.M. Rambla. Los subrayados son nuestros.


Greenpeace acusó ayer a los responsables de la Copa del América de condicionar la entrada del Rainbow Warrior al puerto de Valencia a supervisar el contenido de la rueda de prensa programada por los ecologistas. Juan López Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España no ocultaba su malestar. «Hemos tenido problemas políticos en muchos puertos donde se nos ha podido impedir la entrada, pero nunca nos había ocurrido que se nos quiera condicionar la entrada a lo que vayamos a decir o no».


Mario Rodríguez, responsable de la campaña Recuperemos el Mediterráneo destacaba que tras algunas gestiones la Autoridad Portuaria les remitió a la empresa ACM responsable de la Copa América que limitó su atraque a la zona de yates de lujo «algo éticamente inaceptable» y les advirtió, tras conocer que iban a dar una rueda de prensa, de que sólo ellos tenían el control de la imagen corporativa en esa parte del puerto . Por todo ello, Greenpeace optó por trasladar su base a Sagunt, donde el Rainbow Warrior atracó este domingo para denunciar el estado del Mediterráneo y, de la costa valenciana.

viernes, 6 de julio de 2007

La pesadilla que puedes encontrar en el Mercadona


En el Mercadona de mi calle se vende a unos 6 euros el kilo unos filetes de pescado blanco denominado “perca” en cuyo reglamentario etiquetado se puede leer “origen: Lago Victoria”. Parecen unos inocentes trozos de alimento saludable entre un mostrador repleto de merluzas chilenas, sardinas almerienses y mejillones gallegos. Pero su venta no es inocente. A estas alturas del siglo XXI ser un consumidor ordinario, del montón, es ser copartícipe de un desastre extraordinario. Y es que el avión que vino de África con su carga de perca del Lago Victoria para nuestro Mercadona y nuestro Corte Inglés antes transportó en sus bodegas armamento fabricado en Europa para que los niños africanos se conviertan en niños soldado. Y es que esa carne blanca y algo insípida que a nosotras nos sale tan barata sale extremadamente cara a las mujeres, niños y hombres que habitan en las orillas del Lago Victoria.

Hoy hemos visto La pesadilla de Darwin (Hubert Sauper, 2004) y nos hemos quedado de piedra.

Hasta mediados del siglo XX, los pueblos que habitaban alrededor del gigantesco lago Victoria (diversas etnias y tribus pertenecientes a Tanzania, Uganda y Kenia) vivían de la explotación sostenible de los recursos pesqueros del lago, compuestos por más de 300 especies diferentes de peces. Los pescadores eran habitualmente propietarios de sus canoas y artes de pesca y vendían su producto a pequeños procesadores y comerciantes, mujeres por lo general. Los consejos locales se encargaban de vigilar las vedas, limitar el número de pescadores y conservar las prácticas de pesca tradicionales.

En algún momento de los años 50 del siglo pasado alguien, se dice que un funcionario colonial, introduce en el lago ejemplares de perca del Nilo. En los primeros 80 la población de perca alcanza un número espectacular a costa de la extinción -la perca es un voraz depredador- de dos tercios de las especies autóctonas del lago

La abundancia de la perca atrajo a inversores externos, tanto nacionales (inversores de la capital, funcionarios o empresarios de otros ámbitos) como extranjeros (europeos, israelíes y asiáticos) que, financiados por instituciones como el Banco Mundial y apoyados por agencias de desarrollo del primer mundo, descubren una magnífica oportunidad de negocio basada en la exportación de filetes de pescado a países con mayor poder adquisitivo. De esta manera, la mayor parte de los beneficios económicos que comportó el paso de un comercio local a una industria exportadora fue a parar a manos extranjeras. Este hecho ha provocado que gran parte de la población que gozaba de soberanía sobre su producción y sobre los medios de obtenerla se ha convertido en una mano de obra barata cuyo trabajo depende de las fluctuaciones internacionales del precio del pescado. Así, por cada puesto de trabajo que se crea en la moderna industria del pescado financiada por los países del Norte se pierden entre 6 y 8 en el sector tradicional.

Todo este proceso ha conllevado enormes cambios sociales, sobre todo entre las mujeres, que han perdido su forma tradicional de ganarse la vida (comercio, ahumado y secado de pescado) y se han visto abocadas, en no pocos casos, y como bien refleja La pesadilla de Darwin, a la prostitución. La prostitución ha facilitado la expansión del VIH y con él la muerte de decenas de miles de madres y padres jóvenes que dejan a orillas del lago a miles de niños sin hogar. Estos niños se alimentan de restos pútridos de pescado y alivian su abandono esnifando cola que obtienen derritiendo el poliuretano de las cajas de pescado.

La pérdida de soberanía sobre los recursos ha propiciado igualmente la aparición de hambrunas periódicas y de un incremento en el índice de la malnutrición proteica, que afecta al 60% de las comunidades de pescadores. Mientras 2 millones de blancos comen diariamente perca del Nilo, las comunidades que pescan esta especie no pueden alimentarse de ella y, en los últimos años, cada vez tienen más difícil recurrir incluso de los restos (cabezas y raspas, que se fríen y se venden en los mercados locales) desechados por las fábricas de procesamiento, debido a que últimamente se utiliza esta “materia prima” para producir harinas.

La desaparición de las especies de peces autóctonas ha propiciado, en un periodo asombrosamente corto de tiempo, un deterioro casi irreversible del ecosistema lacustre. Los peces del Lago Victoria, cíclidos en su mayoría, se alimentaban de algas que, al desaparecer sus controladores naturales, se han multiplicado produciendo procesos de eutrofización que acaban con el oxígeno del agua, dejando sin vida amplias zonas del lago. Otros problemas asociados directa o indirectamente a la industria de la pesca han sido la contaminación del agua, la deforestación y, paradójicamente la disminución de la población de perca, debido a su sobreexplotación. Estudios realizado en el lago muestran que mientras que a finales de los 60 se obtenía por término medio unos 514 Kg. de pescado por hora (el 83%, cíclidos), con la misma técnica se extraen actualmente 195 Kg., la gran mayoría perca, y con un 70% (en volumen) de inmaduros.

Sigamos poniendo vallas en África y comprando patrulleras para controlar el Fantasma del Cayuco. Sigamos señalando hipócritamente a las “mafias” de inmigrantes. Sigamos comprando pescado, coltán, oro y mano de obra sumisa a cambio de armas. Es así, y lo sabemos bien, como se hace el dinero.


Para más información sobre la situación en el Lago Victoria:
http://www.debtwatch.org/documents/enprofunditat/Deute_ecologic/percacastella.pdf

jueves, 5 de julio de 2007


El ecologismo de los pobres (Joan Martínez Alier, Icaria, 2005) rompe con el falso mito de que la defensa y conservación del medio ambiente son una especie de lujo para las sociedades “ricas” o, como se denominan en el texto, “posmaterialistas” e incide en que:

Muchos de los conflictos sociales de hoy, y en la historia, tienen un contenido ecológico, al intentar los pobres mantener bajo su control los servicios y recursos ambientales que necesitan para su vida, frente a la amenaza de que pasen a ser propiedad del estado o propiedad privada capitalista. A veces los actores de tales conflictos son todavía reticentes a llamarse ambientalistas o ecologistas que, por otro lado, son términos recientes en la historia social. Los grupos sociales involucrados en tales conflictos son diversos, “el ecologismo de los pobres” es como un paraguas que este libro utiliza para abarcar las preocupaciones sociales y las formas de acción social nacidas de ver el medio ambiente como fuente de sustento humano (…).

El libro es lectura recomendada (y hasta obligatoria) para todo aquél o aquélla interesado en la lucha por un mundo menos malo, más respirable e infinitamente más justo. Aunque algunas partes de El ecologismo de los pobres tienen cierta enjundia y pueden hacer un poco ardua su lectura (sobre todo el Capítulo II), Martínez Alier logra redactar un texto accesible y con vocación de utilidad, con no pocos momentos –pese a no desaparecer nunca el tono académico- en el que al/la lector/a se le ponen los vellos de punta, como cuando profundiza en luchas y conflictos concretos y en la larguísima lista de mártires ambientales” que jalonan los rincones que más depredación han padecido en nuestro planeta.

Foto: Ken Saro Wiwa

martes, 3 de julio de 2007

Está que se sale


Esta noche-madrugada la cementera está que se sale. Esto es lo que los obreritos de este humilde blog han podido contemplar desde uno de sus domicilios: por arriba, por abajo, por los lados... En esta noche juliana de viento de Levante los de las partidas de Bacarot y La Alcoraya están recibiendo su buena dosis de partículas en suspensión, dioxionas y NOx. Cuando sople de Poniente les tocará a los de San Gabriel y La Florida- Portazgo. Esto sí es deslocalización.

Foto: Mik

sábado, 30 de junio de 2007

¿Protección? ¿Qué protección?



Tal vez exista la creencia generalizada de que proteger determinado espacio natural garantiza su conservación y la supervivencia de las especies que en él habitan. Sin embargo, para que esta salvaguarda sea efectiva se necesita un esfuerzo real por parte de un montón de funcionarios de la administración pública, de muchas ganas por parte de políticos locales y regionales y de una vigilancia casi insomne de las ciudadanitas y ciudadanitos de a pie.

Esta misma semana paseábamos por el corazón del Parque Natural de la Sierra Calderona y comprobábamos alegres cómo una pareja de águilas perdiceras (Hieraetus fasciatus) había logrado sacar este año dos pollos a los que se veía de lo más sanote y contento. Esta especie, que sólo vive en torno al mar Mediterráneo y que no es abundante en ninguno de los países donde habita, tiene en nuestros lares varios problemas que le impiden salir del Libro Rojo de las Aves de España y uno de ellos es, entre otros (como la persecución directa por parte de criadores de palomos de competición), el impacto de las aves adultas contra tendidos eléctricos.

Tenemos, entonces, un ave en peligro de extinción que habita en un Parque Natural… ¿problema resuelto? Como decíamos arriba, no basta con escribir en un papel y colocar en flamantes webs que tal sitio está protegido y que, por lógica, puede ser un espacio idóneo para mantener sus valores naturales. Apenas a 300 metros de donde veíamos evolucionar a nuestras cuatro hermosas águilas se erguían magníficas torretas de electricidad con su correspondiente cableado. Una de las torres al menos tenía los típicos cables en forma de arco que propician la electrocución de las grandes aves cuando éstas utilizan la paramenta eléctrica como posadero.

Esta falta de una adecuada atención a detalles vitales para evitar el daño a especies que no queremos que desaparezcan en entornos que queremos conservar es algo que nos pone un poco nerviosos.

NOTA:
Seguramente podríamos vivir sin águilas perdiceras, sin linces, sin mariposas Apolo; quizá el aprecio por lo silvestre es sólo una rémora de cierta concepción decimonónica de la naturaleza. Pero todo apunta que las sociedades que no respetan las cosas pequeñas y vivas acaban poniéndose al borde del precipicio:

El registro de polen muestra que la destrucción de los bosques de Pascua estaba muy avanzado hacia el año 800, sólo unos siglos después del comienzo del asentamiento humano. Entonces el carbón de leña de las fogatas vino a llenar el núcleo del sedimento, mientras el polen de palmas y otros árboles y arbustos leñosos disminuye o desaparece, y el polen de los pastos que reemplazaron los bosques se hace cada vez más abundante. No mucho después del 1400 la palma terminó de extinguirse, no sólo como resultado de su tala, sino también porque las ahora ubicuas ratas impidieron su regeneración: de las docenas de nueces de palma que se conservaron y que fueron encontradas en las cuevas de Pascua, todas habían sido mordisqueadas por las ratas y ya no podían germinar. Aunque el hauhau no se extinguió totalmente, su número bajó drásticamente, hasta que ya no fueron suficientes como para hacer sogas. Cuando Heyerdahl visitó Pascua, un único toromiro permanecía en la isla, casi muerto, e incluso ese único sobreviviente ya ha desaparecido. (Afortunadamente, el toromiro todavía crece en jardines botánicos extranjeros.) [En 2004 llegaron desde el Jardín Botánico de Londres un par de cientos de plantitas de toromiro para ser reintroducidos en la Isla de Pascua; el Proyecto es gestionado por CONAF, organismo fiscal chileno, con la colaboración de Jardines Botánicos extranjeros].



El siglo XV no sólo marcó el fin para la palma de Pascua sino que el del bosque entero. Su condena había estado acercándose a medida que las personas limpiaban la tierra para plantar sus huertos; mientras talaban los árboles para construir canoas, para transportar y levantar los moais, y para leña; mientras las ratas devoraban las semillas; y probablemente mientras los pájaros nativos iban desapareciendo, los mismos que antes polinizaban las flores de los árboles y dispersaban sus semillas al comer sus frutas. El cuadro global descrito es uno de los ejemplos más extremos de destrucción del bosque en el mundo: el bosque entero ha desaparecido, y la mayoría de sus especies de árboles se han extinguido.
La destrucción de los animales de la isla fue tan extrema como la del bosque: sin ninguna excepción, cada especie de ave terrestre nativo se extinguió. Incluso los mariscos fueron sobreexplotados, hasta que la gente tuvo que conformarse con pequeños caracoles de mar en lugar de los grandes cangrejos de antes. Los huesos de delfín desaparecieron abruptamente de los botaderos de basura alrededor de 1500; nadie podía arponear delfines ahora, porque no había grandes árboles con los cuales hacer grandes canoas marineras. Las colonias de más de la mitad de las especies de aves marinas que se reproducían en Pascua o en sus islotes vecinos desaparecieron.






NOTA 2: la foto de perdicera es de Carlos Sánchez

viernes, 29 de junio de 2007

Esas placas que nadie lee


En Segorbe hay un cerro llamado de Sopeña donde unos cuantos pinos pasan sed y al menos una ardilla pasa hambre, tal y como comprobamos ayer, contemplando cómo uno de estos roedores roía con fruición un mendrugo de pan duro a menos de un metro de un ser humano de talla mediana.

En este cerro, desde donde se contempla una buena vista de la Sierra de Espadán y no pocas barbaridades en el uso del territorio, una roca plana alberga una enorme placa de material indefinido donde a duras penas se lee una larga cita del Vizconde de Chateaubriand en la que se elogia la utilidad del Árbol. Decía la cita que el Árbol nos proporciona alimento, cobijo, mangos para las azadas y hasta el ataúd para nuestros restos mortales (y si hubiera vivido en el siglo XXI, nuestro vizconde seguro que hubiera mencionado su valor como “sumideros de dióxido de carbono”). El texto, efectista pero convincente, contemplaba al árbol como hijo del ser humano ya que éste es el que los planta y cuida… En un primer momento, y dado el talante un tanto místico y panteísta de los obreros de la Cementera, eso de decir que el ser humano fue antes que el árbol… pues que no nos caía del todo bien.

Lo cierto es que muchos de los paisajes que hoy en día consideramos prístinos y virginales –al menos en Hespaña- son en realidad fruto de una alianza extraña entre el ser humano y los árboles. Sólo algo así como el 5% de la superficie forestal de este país podría considerarse como “bosque original” y el resto ha sido y es tocada con más o menos acierto por el homínido erguido. Es como para pensar.