lunes, 3 de septiembre de 2007

De las cenizas


El incendio de Castellón, que parece que ha dejado unas 5.500 hectáreas calcinadas, ha sido el broche de carbón de un verano muy tranquilo en lo que a incendios se refiere (en la Península). Evidentemente, la razón de tan poco fuego no ha sido la superfantástica UME del Ejército -los chicos más buscados por la prensa este estío-sino las suaves temperaturas y las lluvias intermitentes que nos han acompañado estos últimos meses. Cuando se tuvieron que producir incendios, se produjeron, como el de Les Useres: viento seco de Poniente y altas temperaturas. La responsibilidad principal, por supuesto, recae sobre la misteriosa compañía eléctrica que realizaba trabajos en el monte en un día de máximo riesgo. Apuntamos algo más: con los nuevos paisajes interiores llenos de parques eólicos con su correspondiente red de cableado de alta tensión vamos a tener que estar más que atentas los próximos veranos, quizá no tan amables como el que se va acabando.


Y para no dejar a nuestra audiencia con sabor a ceniza en el velo del paladar, publicamos una hermosa foto, aunque no lo parezca. Lo que rebrota debajo de los palos requemados es la humilde Coscoja, heroína del bosque mediterráneo y prima pequeña de encinas y robles que, si la dejan, se encargará de sujetar el suelo para que no se pierda con las lluvias otoñales. La zona que muestra la foto se quemó en marzo de este año, también en la provincia de Castellón.

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