
martes, 15 de marzo de 2011
Fukushima, Chernóbil, Harrisburg

sábado, 26 de febrero de 2011
Cocheteísmo y velocifilia

El cocheteísmo es aquella religión ampliamente difundida a lo largo y ancho del solar ibérico y que consiste en idolatrar a una máquina dotada de cuatro ruedas y autopropulsada por un motor de combustión altamente ineficiente. En aras de la adoración de esta máquina se emplean decenas de millones de euros de procedencia pública para sufragar a las industrias –y a los industriales- donde estos dioses metálico-plásticos son creados. Como esta deidad es insaciable, también se le ofrendan miles de vidas humanas al año, millones de almas animales y cientos de hectáreas de espacios abiertos quedan asfaltadas ad aeternam para su más cómoda circulación.
Por si esto fuera poco, los cocheteístas también han ofrecido al Dioscoche el clima del planeta entero, recalentado por la respiración áspera de la máquina autopropulsada.
Aunque los cocheteístas son minoría en el planeta (sólo 1 de cada 10 habitantes de la Tierra cuenta con un coche propio), cuando alguien –sea ecologista, político oportunista o persona razonable- OSA sugerir limitar la actuación del coche, los creyentes cocheteístas se lanzan a un ataque furibundo contra los/as osados/as, previendo terribles consecuencias si las medidas limitantes se llevasen a cabo.
La velocifilia es un aspecto del cocheteísmo que consiste en pensar que yendo más y más rápido dentro del Dioscoche se llega mejor y más guapamente a algún lugar donde se podría haber llegado a la misma hora saliendo unos minutos antes y yendo a menos velocidad. Los velocífilos consideran que ir a altas velocidades es un derecho inalienable que pasa por encima de los derechos, vida o calidad de vida de los no velocífilos.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia

De teoría práctica
miércoles, 13 de mayo de 2009
Tonto mundo loco

viernes, 27 de marzo de 2009
Justicia de alta velocidad

En este país hay quien gana sorteos de lotería por triplicado, quien no se digan a justificar ingresos de 600.000 euros, quien colecciona jueces como trofeos (¿tendrá sus cabezas colgadas de una pared a modo de venados?), quien se jacta de todo ello, 'meando fuera del tiesto' si es necesario. Gente que en este pais es elegido democráticamente para el ejercicio de un cargo público.
Y hay quien denuncia que el emperador va desnudo (mejor, vestido con nuestras ropas), quien clama solidaridad, justicia, libertad, quien engaña a los engañadores y valientemente lo dice en público, quien desafía y se ofrece como cebo, quien nos hace ver la farsa que la televisión calla, quien roba el humo que ellos mismos han creado.
Y en este país uno de ellos campa a sus anchas y el otro es fulminantemente metido en prisión, ejemplarizando al resto, castigado por su soberbia, a menudo vilipendiado por aquellos a quien defiende, solidarios de su patrón. En este país la justicia golpea rápido y la policia secuestra cuando se trata de recompensar el creer en otro mundo posible.
...por si acaso a los demás se nos ocurre.
LIBERTAD PARA ENRIC
jueves, 8 de enero de 2009
Salvemos Fontcalent

Desde La Cementera animamos a participar de esta convocatoria. Un pueblo, una ciudad, cuando vive a espaldas de su propio territorio y permite su saqueo pierde sus recuerdos, su identidad, su alma. Quizás somos poco más que esas calles, esos caminos, esos montes que transitamos, y sin ellos quedamos huérfanos.
domingo, 28 de diciembre de 2008
Palestina, Palestina, Palestina
El día de los inocentes comienza con una masacre de civiles palestinos: 300 muertos y 900 heridos por ahora y por la gracia del nerviosismo electoral israelí. En los medios todo nos suena al "barullo" de "Oriente Medio", en el que la gente "se mata por cosas de religión", y donde los de siempre se pelean con los de siempre... En la realidad, una potencia militar regional está asesinando sin que nadie mueva un dedo a una población indefensa que vive aislada del resto del mundo (sin puertos ni aeropuertos) en condiciones infrahumanas, que lleva décadas ocupada militarmente, cuyas fronteras, comercio exterior, economía y -prácticamente- organización política, están controladas de manera férrea por la citada potencia militar ocupante.