miércoles, 13 de mayo de 2009

Tonto mundo loco


Barcelona está cuajada de la última campaña de publicidad del Principat d'Andorra: Shopping Unlimited ("De compras sin límite") . El lema está acompañado de unas fotos en las que se ve a unos jóvenes inundados por un montón de gadgets tecnológicos, gafas de sol, joyas, relojes -muchos relojes- y otras fruslerías. Evidentemente, se trata de una campaña surgida al calor de la crisis, que pretende hacer recordar a los consumidorcitos y consumidorcitas que en Andorra hay un huevo de tiendas en las que comprar un montón de cositas. Es decir, lo mismo que hace Carreful, El Corte Danés y todos los grandes centros comerciales de todas las ciudades de este país de países: Consumir sin límites!


Somos tontos, siempre proponiendo las mismas soluciones que son la base del problema. La respuesta del empresariado a la crisis, además de intentar fastidiar aún más a los trabajadores -of course-, es proponer más consumo y pedir más subvenciones para producir las mismas cosas y procesos que nos están llevando al agujero. Consumamos más, claro, gastemos más recursos naturales preciosos e insustituibles para hacer millones de cosas fungibles e innecesarias. No miremos que hay detrás de los móviles (minas de Coltán en el centro de África controladas por señores de la guerra), de las bambas de marca (explotación infatil y adulta: sí, todavía), de las minas de oro y diamantes (pero si hasta Di Caprio ha hecho una peli sobre el asunto!)... Subvencionemos los coches ooootra vez porque como aún no hemos quemado suficiente petróleo vamos a ver si, en la segunda década del siglo, liberamos todo el dióxido de carbono y aceleramos el deshielo de los polos, que la cosa va muy lenta como para alarmarse.


A veces, los obreros de esta cementerita renqueante, no entienden nada.

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