domingo, 1 de junio de 2008

Socorro, llegamos nosotros


En Italia el protofascismo se ha sentado en el poder y ya está echando a la calle a los inmigrantes sin papeles que viven de alquiler, mientras azuza a los habitantes de una ciudad dominada por la mafia a quemar las chabolas del infralumpen europeo. En Madrid la extrema derecha se manifiesta a sus anchas a plena luz del día protegida por policía democrática antidisturbios. Y en Suiza se ha votado una propuesta de un partido de ultraderecha para ver si se podía seguir apretando las tuercas a la inmigración... La propuesta se ha rechazado ampliamente, pero lo increíble es que se haya votado, que haya habido una campaña y se haya debatido durante el tiempo de rigor como si se estuviera hablando del IPC, del fútbol o del Chiquilicuatre. Lo peor del fascismo es que su inoculación es apenas dolorosa (si estás en el bando adecuado, claro) y los efectos adversos, por lo que se ve, no se curan ni con el espanto candente del Holocausto.

Somos nuestros peores enemigos, y estos indios no contactados de la foto hacen bien en tirarnos flechazos con curare. Por un puñado de monedas arrasamos la catedral selvática donde viven para hacer muebles que luego llegarán a casa de Berlusconi, de Warren Buffet, de Agag...

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