Cumplimos un año hace tres días y somos tan siesos que ni lo hemos celebrado. Que un blog sobreviva un año, aunque sea a trancas y barrancas, sólo quiere decir una cosa: que a sus obstinados redactores les encanta clamar en el desierto (bueno, no tanto, algunos posts han recibido bastantes visitas). No vamos a defender aquí la necesidad de que exista este blog. De hecho, a Namus le parece que es hasta un gasto energético inútil, un lujo, vamos. Pero nos gusta hacerlo, y mientras tanto, no delinquimos (sólo mientras tanto).
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